Jagualáctico/as hay sueños que se sienten reales, sueños en los que crees ser una persona diferente, que vives en una época totalmente diferente a la que vivimos, y aun así despertar con la sensación de que fue real.
El director Edgar Wright incluyó estos elementos del mundo onírico en este filme, dando de esta manera un aspecto misterioso a toda la trama, pues Eli, la protagonista, oscila entre su realidad y verse a sí misma en sueños como Sandy, una chica rubia que vivió en los 60’s.
Este mismo halo de misterio es el punto más fuerte de esta cinta, pues genera en el espectador un interés por querer seguir observando sobre el pasado de Sandie y el querer saber si Eli puede ayudarla de alguna manera. La argumentación de la propia historia ayuda a que el público no se pierda o sienta que el ritmo de la película sea lento, las secuencias de escena están bien cuidadas, más en el traslado del mundo real al mundo de sueños donde Eli puede ver y sentir lo que vivió Sandy.
Trabajar el mundo onírico ya es en sí algo complicado de hacer, por las diversas teorías que hay alrededor de los sueños, a pesar de que este tema ya se ha visto en filmes como “El Origen” o más recientemente “La Casa Oscura”, esta cinta lo aborda de un modo diferente y peculiar, haciendo que sea Eli la que vive y siente lo sucedido en épocas de Sandy, reflejando, incluso, algunas marcas físicas en su cuerpo en las mismas zonas en las que Sandy tuvo las mismas marcas.
Los efectos, la trama con tintes de suspenso, el propio misterio ya mencionado son puntos muy fuertes que supo destacar el Edgar Wright, un trabajo seguramente difícil para este director, pues sale de su zona de confort, de sus obras que ha dirigido encontramos filmes como Shaun of the Dead, Scott Pilgrim vs The World, Ant-Man y la serie Spaced, todas ellas centradas en la comedia, por lo que dirigir una película como esta es por demás destacable.
Igual de destacable son las actuaciones de Anya Tylor-Joy y Thomasin McKenzie, actrices en las que recae el mayor peso de la película, no solo por ser las co-protagonistas, sino porque la trama principal versa sobre los acontecimientos que vivió Sandy (Tylor-Joy) y el vínculo que creó con Eli (McKenzie), al igual que, al ser la moda parte del enlace entre estas dos chicas, el porte y la elegancia que poseen estas dos actrices hacen que acaparen las miradas y la atención tanto de los personajes del filme como de la audiencia en general.
Por lo general los plot twist suelen generar una sorpresa que le da aún más sabor a la trama, si bien esta película tiene un par de ellos realmente buenos e inesperados, uno de ellos tira un poco por la borda parte de la trama al ponerse a analizar el porqué de los hechos del pasado y las personas del presente, pero para evitar spoilers será todo lo que se mencionará sobre ello.
Desde luego, es una película que tiene aspectos muy interesantes y destacables, un par de tropiezos pequeños que se dejan casi al final, pero aun así superará las expectativas de más de uno gracias a los elementos ya mencionados sobre la trama, los efectos y, desde luego, el gran papel que interpretan Tylor-Joy y McKenzie.
Escrita por: Isaac Medina