Entrar a la sala de un cine es una experiencia única cada vez que se lleva a cabo, aunque no lo parezca así en primera instancia. En ocasiones se va acompañado, otras muchas solo, con bajas o altas expectativas de lo que se verá. Emocionado, pensativo, deprimido, ansioso, hay distintas maneras de enfrentar a lo que se está a punto de experimentar; una cita entre una historia y alguien que busca presenciar una que lo transporte lejos de su realidad. Entre los mejores narradores y creadores de universos que la historia del cine nos ha podido dar se encuentra Wes Anderson.
Lo que el cineasta norteamericano ha entregado a las salas de cine este año es sencillamente magnífico. Sobra engalanar o aplaudir una obra que transpira y salpica la esencia del séptimo arte a través de una gran narrativa y un excelente argumento pero que además, es una radiografía que deja ver rastros de la marca personal de Anderson, en su tan aclamada cinta The French Dispatch, la cual debutó triunfalmente en el festival de Cannes.
Siendo un compilado de narraciones periodísticas, del último número del diario Británico en Paris, “El despacho francés” (un homenaje al New Yorker del cual el director tiene una profunda admiración y cariño) la cinta nos narra los acontecimientos que marcaron la ciudad de Innue en distintos momentos de su historia, desde los ojos y la perspectiva única de los periodistas encargados de escribir para las distintas columnas de la publicación a cargo de Arthur Howitzer Jr. (Bill Murray)
Cada narración y/o crónica, se perciben en pantalla a través de los ojos y la realidad de cada uno de los reporteros asignados, dando a Anderson el pretexto ideal para echar mano de todos los recursos cinematográficos con los cuales ha cautivado a las audiencias a través de su exitosa carrera.
Personajes extravagantes que hacen que la audiencia se enganche y empatice con ellos, musicalización y elementos sonoros de otras épocas, el uso del gran plano, el primer plano, encuadres simétricos, travellings sutiles para el uso de distancias y sensaciones en sus personajes, su obsesión por la estética vintage y los tonos pasteles, cada uno de los elementos que Anderson ha utilizado a lo largo de su filmografía se encuentran en este maravilloso collage visual de recursos cinematográficos.
El director no solo hace uso de los distintos aspectos técnicos que domina y disfruta en su obra, presenta en pantalla un elenco al cual ha definido como “su familia cinematográfica” ya que reúne a la mayoría de los actores fetiche del Texano, los cuales han aparecido en sus distintas cintas, sin poder faltar su mejor amigo y acompañante de toda la vida, Owen Wilson, pero abriendo también la puerta a otras caras sumamente conocidas.
Enumerar los grandes talentos que aparecen en pantalla es robar un poco de la magia de la cinta y la experiencia de verla por vez primera, por lo cual, no reservamos a decir que es un elenco de primerísimo nivel actoral y taquilla.
The French Dispatch es un proyecto realizado con amor y entrega por parte de cada uno de sus realizadores. Si bien la profundidad de su guión no es tanta como otros trabajos anteriores del director, es una bella manera visual de componer pequeñas pero inolvidables secuencias, haciendo incluso una sutil sátira a acontecimientos históricos reales tales como las manifestaciones parisinas de mayo. Si bien existe una saturación visual y repetitiva, en la justificada recreación de lugares y secuencias, aspecto que probablemente sea cansado para las audiencias más alejadas del trabajo del director, sin duda es una obra merecedora de la apreciación tanto de seguidores como de ajenos a Wes Anderson.
En lo que no hay duda alguna es que el equipo involucrado en esta producción, vestuario, música, guión y talento actoral nos brindó lo mejor que se ha visto en pantalla durante este 2021. No te pierdas The French Dispatch y vive la experiencia de una de las mejores cintas de uno de los màs grandes directores de nuestra generación.