Jagualácticos/as, como siempre lo he dicho, hay películas o cosas que si hay entregas previas, siempre tienen que tratar de seguir ese camino o fórmula por las que va la historia, modo y tal es el caso del justiciero o mejor conocido como el ex agente de la CIA Robert McCall, donde en esta tercera película de la saga (aparentemente la última). Se distingue por la espectacularidad de sus secuencias de acción, las cuales sobrepasan con creces en impacto a los diálogos simplistas y la superficial caracterización de los personajes.
Denzel Washington parece inmune al paso de los años en su papel de héroe de acción. Regresa como el ex agente de la CIA Robert McCall en esta última entrega de la saga dirigida por Antoine Fuqua. La película depende en gran medida de la ejecución precisa de las secuencias de acción, al igual que sus predecesoras.
La trama se desarrolla cuando McCall descubre un poderoso bunker de drogas oculto detrás de un aparentemente tranquilo viñedo en Sicilia, donde decide tomar medidas. A pesar de sentirse como en casa entre los lugareños, particularmente con una camarera de un café local, McCall decide informar a la CIA sobre el bunker a través de una llamada anónima a una joven agente interpretada por Dakota Fanning, marcando su reencuentro con Washington casi dos décadas después de “Hombre en llamas.”
Mientras la agencia rastrea el falso viñedo, nuestro héroe observa cómo la Camorra afecta la vida cotidiana de la pacífica comunidad, impulsándolo a intervenir y emplear sus habilidades en repartir golpes y disparar con precisión de francotirador contra cualquier delincuente que se cruce en su camino.
La trama sigue un curso predecible: McCall intenta llevar una vida normal en su nuevo hogar, pero se ve obligado a usar sus habilidades antiguas para mantener la paz en la localidad. Sin embargo, lo realmente cautivador y emocionante radica en las escenas de acción, su enfoque dinámico al enfrentar a los antagonistas y su habilidad para encontrar soluciones en situaciones aparentemente desesperadas.
El aspecto más débil de la película es, sin lugar a dudas, la falta de desafío por parte de sus oponentes, que son miembros de la mafia italiana y parecen estar en desventaja, incluso en grupo, ante McCall. A pesar de esto, la película resulta satisfactoria y atractiva para los amantes del género y la franquicia. Los fanáticos seguramente apreciarán los sutiles detalles que conectan con las dos primeras entregas. Además, aquellos que no estén familiarizados con los personajes podrán disfrutarla por sí mismos, ya que la trama se sostiene por derecho propio.